Como para el príncipe griego a las puertas de Troya, la paciencia era su primer recurso, paciencia y resistencia mientras todos los demás contendientes se ponían en ridículo unos a otros. Después, el primer contacto: la caricia de una sonrisa cómplice, de conspiración frente a los otros. Más tarde, una mirada sostenida, grave y oscura, desde el otro lado de la estancia, y por Dios que la próxima vez que sus manos se encontraran en la cadena de baile, a ella se le desbocaría de tal forma el corazón que él podría seguir su recorrido por el cuello desnudo de la joven.
Entonces, en ese preciso instante, le daría el primero beso.

3 comentarios:

Melissie dijo...

Preciosas palabras

Paula dijo...

P.R.E.C.I.O.S.O. Simplemente eso. :D
Oye, ¿cuando publicas un nuevo capitulo? Espero que sea pronto, porque me encanta tu historia. ;)
Un beso enorme. ^^

Una historia más ♥ dijo...

Preciosísima entrada ☻ !