Hospital

Sábado 17 de Octubre, 16:57h.
Cuando el último de sus amigos cruzó la puerta de su casa,  Nuria se dirigió corriendo a su habitación. Los pensamientos que la noche anterior guardó en su interior, afloraron y volvieron a sumirla en un estado de nerviosismo.
Viernes 16 de Octubre, 16:26h.
Esa tarde había decidido quedarse en la biblioteca un rato más para poder pasar a limpio sus apuntes e intentar repasar lo poco que llevaban de curso. Solo habían pasado dos semanas desde que empezó la universidad y ya estaba muy agobiada. Suspiró. De nada le servía ponerse nerviosa, al fin y al cabo, seguro que todos sus problemas se solucionarían. Aunque aún no había hablado con Marco. Recogió sus últimas cosas y se dirigió hacia la salida.
Estaba a punto de salir cuando escuchó unas voces acercándose. Rápidamente se escondió tras la puerta e intentó deducir a quiénes pertenecían. Para su asombro pertenecían al chico que conoció el otro día, el del seguro, y al jefe de cocinas. Estaban discutiendo, o eso pensó, debido a su tono de voz. Mario le pedía disculpas por algo, y el cocinero le repetía una y otra vez que no lo volviera a hacer. Él le respondía que no sucedería pero que la semana siguiente no sabía si iría a trabajar y ya no escuchó nada más, habían cerrado la puerta.
*
- De verdad que lo siento pero tuve un problema personal.
- Vale Mario, esto ya me lo has dicho casi cinco veces pero no cambia que ni siquiera nos avisaras – Dicho esto miró fijamente a los ojos de Mario y se percató de las sombras azuladas que habían aparecido en el rostro de su empleado – En fin, lo máximo que puedo hacer es no pagarte los días que no has venido, sé que no te parecerá justo, pero es mucho mejor que despedirte ¿No crees?
- Si claro. Lo acepto. Muchas gracias por esta segunda oportunidad.
- Anda vete, que seguro que alguien te estará esperando – Respondió con una sonrisa.
- No lo creo – Dijo entristecido.
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Nuria decidió marcharse a su casa. Estaba deprimida, aunque también muy curiosa. ¿Qué le habría ocurrido a Mario?
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Mario salió raudo de la universidad, quería llegar pronto al hospital. Quería pasar los últimos momentos, mejor dicho, sus últimos momentos junto a ella.
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De repente Nuria escuchó cómo una puerta se cerraba con un portazo y miró justo a tiempo para comprobar cómo Mario salía de la universidad dirigiéndose al metro.
Tenía dos opciones, una era darse media vuelta y marcharse a casa, y la segunda, seguirle como si estuviera enamorada y celosa de él. Y aunque ello fuera demasiado vergonzoso corrió hacia su asombroso destino.
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Mientras iba caminando, Mario sentía cómo miles de preguntas, hechos y comentarios se agolpaban dentro de su cabeza. Sabía que, aunque estuviera allí cada minuto de cada día, las cosas no cambiarían, la muerte seguiría avanzando, lenta, pero inevitablemente.
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¿A dónde se dirigiría? ¿Por qué? ¿Quién le estaría esperando?
Todas esas preguntas se formulaba Nuria mientras seguía con paso acelerado a Mario. A casi ninguna encontraba respuesta, aunque no eran las que más la inquietaban.” ¿Por qué voy detrás de él?” Su cabeza no le daba una explicación razonable, pero en el fondo, su corazón le decía que siguiera, que no diera media vuelta, simplemente, que continuara.
*
Hacía ya más de veinte minutos que Mario había salido de la Universidad, estaba cansado no solo física, sino también mentalmente. En ese momento se disponía a traspasar las puertas de aquel triste lugar, del cual  tenía la extraña sensación que se había convertido en su segunda casa. Ya ni siquiera tenía la necesidad de pensar el camino, instintivamente su cuerpo giraba a la derecha, miraba a su izquierda donde se encontraba con la amable enfermera que saludaba cada vez que pasaba por allí, volvía a girar a la derecha y se paraba ante el ascensor. Planta 5, UCI.
*
Por fin había llegado, parte de sus dudas habían sido respondidas acompañadas de un sentimiento de asombro. Se había esperado haber llegado a un cine, a una discoteca, lugares normalmente frecuentados por gente de su edad, se podría haber imaginado cualquier lugar, cualquiera, menos aquel. Un hospital. Un triste, lúgubre y oscuro hospital. Nunca había estado en ellos, es más, cada vez que se ponía mala su madre llamaba a un doctor privado. Odiaba aquel lugar.
No pensó demasiado en ello. Prefirió continuar su camino persiguiendo a Mario. Cada vez tenía más ganas de saber su secreto. Rápidamente giró una esquina, después otra, hasta que vio cómo Mario subía a un ascensor. Esperó pacientemente a que él llegará al piso y cuando vio que paró en la quinta planta pulsó sobre el botón. Ya estaba muy cerca.
*
Cuando las puertas del ascensor se abrieron miró en busca de Mario. No lo vio por ninguna parte así que resignada, decidió ir habitación por habitación. Giró a la derecha, nada. Giró a la izquierda, más de lo mismo. Nerviosa decidió dirigirse hacia el pasillo que se encontraba frente al ascensor.
Se encaminó rápidamente hacia la primera habitación y sorprendida le vio. Estaba sentado, con la mirada clavada en el rostro de una persona. Se trataba de una chica de más o menos su edad, morena y muy delgada. Tenía los ojos cerrados y el resto de su cuerpo estaba sobre una camilla. Primero pensó en que seguramente estaría durmiendo pero dedujo que no, ya que en la planta en la que se encontraba estaban las personas en coma. Eso la hizo sentir un escalofrío recorriéndole por la espalda. No sabía por qué pero había algo en esa chica que la recordaba a algo o a alguien. Es más, sentía una especial pena por su estado, como si la conociera y la preocupara su estado. Pero realmente no la conocía. Si no, se acordaría. Repentinamente se percató de en qué postura se encontraba, estaba apoyada sobre la puerta de la habitación, si Mario saliera y la encontrara allí...  Además, ni tenía ganas de que la descubriera, ni de darle explicaciones, asi que se separó y se marchó por el mismo camino por el que había venido pero con nuevas dudas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El sabado 8 ya ha pasado y llevamos así desde el día 1, esperando a que actualicceis.. Me leí todos los capítulos de tirón y me gustó pero creo que estoy empezando a perder interés por la espera.

Sonia dijo...

que penaa! a mi los hospitales tampoco me gustan nada =S