Viernes, 9 de Octubre, 10:00h.
“El móvil al que está llamando se encuentra apagado o fuera de cobertura, por favor, inténtelo más tarde”
Era la octava vez que saltaba el maldito contestador, ¿Dónde se habría metido? No la había vuelto a llamar y quería saber de él. Aquella noche no había podido conciliar el sueño. Ya era viernes y era muy extraño que no hubiera contactado con ella. Se acordaba de cuando ocurrió algo similar…
Miércoles, 8 de Agosto del mismo año, 18:00h.
Pedro y Rosa se encontraban en la comisaría de Madrid. Acudieron a él ya que llevaban sin saber nada de Mario desde que abandonó el piso que compartía con su mejor amigo Pedro. Aquello sucedió el veintitrés de Junio y estaban a ocho de julio. Había pasado demasiado tiempo sin saber nada de él, a si que dieron todos los datos que les pidieron asegurándoles que eran indispensables para encontrarle, el nombre, la edad, el lugar de residencia, el móvil… Pero nada. El verano pasaba y sus amigos se temían lo peor al comprobar, no sin cierta angustia, que cada vez que miraban su móvil no encontraban la esperada llamada de la policía con la noticia de que lo habían encontrado y que estaba en perfectas condiciones. La angustia se prolongó durante un mes hasta que el día ocho de agosto se presentó sin previo aviso en el apartamento de Rosa.
Ella se encontraba recostada en su cama escuchando música cuando recibió una llamada. Ilusionada lo cogió pero decepcionada comprobó que era Pedro. Lo primero que le preguntó fue si sabia algo acerca de Mario, pero como siempre la respuesta era negativa, pero en ese momento alguien llamó a su puerta. Se despidió rápidamente de Pedro y poniéndose una bata se acercó a la puerta y la abrió. Cuando le vio se tiró a sus brazos y sin preguntarle donde había estado, ni con quien, ni qué había echo, le besó. Un beso seguido por otro, cada vez más apasionados, cada vez más violentos. Para ella, besos de reencuentro, besos de amor, besos de pasión. Para él, besos de melancolía, besos animales, besos para olvidar.
En ese momento se dio cuenta de que nunca había sabido donde se había metido. Claro que cada vez que se lo había preguntado él cambiaba de tema o hacía como si no le hubiera preguntado nada. Era extraño, cuando había desaparecido ella estaba muy preocupada, no paraba de llamar a la policía y de andar por las calles pegando papeles con su foto impresa y su móvil por si alguien sabía de él, sin embargo Pedro no estaba tan ansioso, él siempre la había respondido que estuvo muy preocupado por él lo que ocurría es que no lo mostraba porque como todo hombre tenía que mostrarse fuerte. Pero en estos momentos ella no se lo creía, no sabía por qué pero algo la estaban ocultando y no iba a pasar un día más esperándole para preguntárselo. Con este último pensamiento cogió su bolso rosa que tanto la gustaba, se despidió de sus padres y su hermana pequeña y con un portazo se marchó a encontrarle.
*
Viernes, 9 de Octubre, 12:28h.
La cafetería estaba desierta, las sillas y mesas estaban desocupadas, la banda sonora no eran ni gritos, ni charlas, ni golpes, lo único que se escuchaba era el funcionamiento de las máquinas expendedoras de comida. En los tres días que llevaba trabajando no había visto nada parecido, todos los alumnos se encontraban en la hierba que estaba detrás de la cafetería, solo se divisaba a alguno cuando entraba a por algo de comida. Y es que no era de extrañar, era uno de esos días en que el sol es el único habitante del cielo, era un día cálido y además era viernes, el último día de la semana. Se imaginó a todos los chicos haciendo planes, algunos con sus novias y otros con sus amigos. Pensó en lo diferente que era su vida, él no tenía novia ni la tendría, hace mucho tiempo que decidió que solo quería a una chica y ella por desgracia había desaparecido, no solo de su mente sino de la faz de la Tierra. No recordaba apenas nada de ella, solo sus grandes ojos negros y su nombre. Pero al parecer para encontrar a alguien se necesitan más datos, como la edad, el lugar donde vive, su aspecto físico… datos que él no tenía.
*
- ¡Por fin viernes! – Exclamó de repente Cristina.
- No ha hecho más que empezar y ya echa de menos el fin de semana – Respondió Roberto entre carcajadas.
- Pues sí para qué te voy a mentir. Bueno ¿Qué haremos esta tarde?
- Yo no voy a salir – Informó Nuria instantáneamente.
- ¿Por?
- Tengo que quedarme a hablar con el de biología, por lo visto mi comportamiento no es el adecuado.
- Pero si acabas de empezar el curso – dijo Cristina.
- ¿Y qué? Ya te lo dije ese hombre me tiene manía.
- Bueno entonces… ¿Roberto qué haremos?
- Pues yo… no sé, no me apetece quedar y eso…es que me encuentro mal. El estómago ya sabes…
- Claro – comentó Cristina desilusionada.
Mientras Cristina se olvidaba de la estupenda tarde que podría haber pasado junto a Roberto, Lucas y Ruth, que habían salido de la clase que habían tenido anteriormente juntos, llegaron. Durante el camino Lucas había intentado lanzarse pero nunca encontraba el momento ya que siempre alguien le interrumpía saludándole o pidiéndole algo.
- ¡Hola chicos! –Saludó Ruth.
- Hola – Respondieron los tres.
- Bueno qué, ¿Haciendo planes para esta tarde?
- Sí pero estos dos sosos no quieren salir – Respondió lanzando una mirada a ambos.
- De eso te quería hablar Ruth, eh ¿Podrías venir un momento? – Preguntó tímidamente Lucas.
- Claro – Accedió Ruth cruzando los dedos tras su espalda.
Tras esta respuesta Lucas ofreció su brazo a Ruth para llevarla a un lugar un poco más alejado, para, al fin, preguntarle lo que tantas noches había soñado decirle. No sabía qué le respondería ella. Según su hermana accedería a cualquier cosa que él le pidiera porque decía que ella sentía algo por él, aunque nunca le había creído.
Cuando llegaron a un rincón, lo suficientemente lejano del resto para que no les molestaran, Lucas se colocó frente a ella y mirándola a los ojos como jamás se había atrevido a hacerlo comenzó a hablar:
- Ruth, yo te quería pedir una cosa.
- Dime, si puedo te la daré sin dudarlo.
- Gracias… Yo… llevo tiempo queriendo decirte esto… pero siempre ha habido algo que me lo ha impedido. Pero creo que hoy podré pedírtelo al fin.
- Dilo ya, odio las esperas.
- De acuerdo. Haber… tú…tú… ¿podrías? Es decir, ¿Querrías…
- ¿Sí?
- ¿Tú querrías, querrías, dejarme tus apuntes de mates? Veras es que voy muy atrasado y eso, los necesito.
- Emm... Claro. ¿Por qué no? – Accedió Ruth desilusionada.
- Gracias no sé como te podré recompensar.
- Tranquilo no es nada, el lunes te los traeré.
Y con esto Ruth le dio la espalda y se marchó hacia donde había dejado a sus amigos con la bonita ilusión de que al volver, no solo estaría junto al hermano mellizo de una de sus mejores amigas, sino que también iría de la mano del que sería su novio.
Mientras andaba oyó cómo un chico se acercaba a Lucas y le decía algo que ella no alcanzó a escuchar, pero, sin darse completamente la vuelta, comprobó cómo él asentía con la cabeza y corriendo se dirigía hacia el asiento delantero del coche de una chica. Ella era de esas que podría ser una perfecta novia para él, morena, ojos verdes, delgada como un espárrago y con coche. Intentó contener sus lágrimas, aunque sin éxito puesto que ya resbalaban por su mejilla. Corriendo cambió de destino, y en vez de dirigirse junto a sus amigos se fue hacia el baño, donde intentaría convencerse de que él no sentía nada por aquella chica, que solo era una amiga. Y, allí, pasó el resto del recreo, hasta que la alarma sonó y se marchó a su siguiente clase, sola y en silencio.
*
Viernes, 9 de Octubre, 19:15h.
Decididamente no soportaba al profesor de biología, era un tipo engreído, prepotente y estúpido. La había echo esperar dos horas y después la había regañado durante más de una hora y todo para decirla que tuviera cuidado porque, aunque solo hubieran empezado el curso, se lo estaba jugando todo. Miró el reloj y comprobó que ya era demasiado tarde para empezar a hacer el trabajo de biología, a si que decidió darse una vuelta aunque fuera sola. En ese momento se acordó de su novio, hacía ya tres días que no solo no le había visto sino que no escuchaba su voz. Le echaba de menos.
“El móvil al que está llamando se encuentra apagado o fuera de cobertura, por favor, inténtelo más tarde”
Colgó. Nunca le cogía el móvil. ¿Dónde se encontraría?
*
Cuando se quiso dar cuenta se encontraba en frente de un Starbrucks, así que aprovechó y se compró uno de esos Frapucchinos que tanto le gustaban. Volvió a mirar el reloj y sorprendiéndose se dirigió a la estación de metro más cercana porque aunque no iba a llegar tarde a casa quería conectarse a tuenti a ver si se encontraba conectado. Bajo rápidamente las escaleras intentando no tropezarse. Metió el tíquet y corrió, ya que escuchó el sonido de un tren acercándose y quizá fuera el suyo.
Descendió por las escaleras mecánicas sorteando a las personas que se encontraban en ellas y que la miraban con expresiones de fastidio y de sorpresa. Solo le quedaba una esquina y ya llegaría al metro. Y pensando en nada más que en llegar pronto a su casa no se dio cuenta de que al otro lado de la esquina se encontraba un viejo conocido tocando la guitarra.
- No me lo puedo creer. ¡Otra vez tú!
- Lo siento, yo... no sabía que estabas ahí – Respondió riéndose Nuria.
- ¿Y encima te ríes? Mira cómo me has puesto la camiseta, por no hablar de mi guitarra – Reprochó Mario con una sonrisa en la boca.
- La verdad es que no te sienta nada mal tu camiseta ahora manchada, le da un toque más chic.
- ¿Chic?
-Sí – Se rió.
Mario no pudo aguantar más y ambos empezaron a reírse de lo estúpido que había sido su reencuentro. Otra vez en el mismo lugar y otra vez con un golpe. <<Esta chica no hay quien la cambie >> pensó. En ese momento se percató de que su discusión no solo había echo que ellos dos se rieran, sino que poco a poco la gente se estaba acercando a ellos para comprobar qué era tan gracioso. Entonces él cogió su mano y salió corriendo a la salida más próxima.
Cuando ya se encontraron fuera ella se deshizo de su mano sonrojada.
- Bueno, yo me tengo que ir y eso... Lo siento de nuevo.
- Aaaaa no. Tú no te marchas a ninguna parte. Tú ahora me vas a acompañar hasta el centro comercial más cercano.
- Bueno, de acuerdo. Pero solo lo hago porque soy una buena persona. Aunque sigo diciendo que te queda mejor con esa mancha – Respondió riéndose de nuevo – Bueno... y ¿A dónde vamos a ir a comprarlo?
- Pues creo que el centro comercial más cercano está un poquito lejos. Si quieres vamos en bus. - No hace falta. La verdad me apetece andar. Aunque pensándolo bien… vayamos por lugares donde haya gente no quiero que me secuestres.
- Yo a ti. Já!
- Pues yo ya me imagino el típico cartelito con tu foto y con tu nombre.
- Lo mejor de todo es que ese cartel estaría incompleto.
- A ver listo. ¿Por qué?
- Pues porque no sabes mi nombre.
- Vale se me acaba de ocurrir una idea. Juguemos a un juego, hacemos una pregunta y respondemos a la vez. Y a si nos conoceremos un poco. ¿Qué te parece?
- Pues tengo dos teorías: una que estas deseando liarte conmigo o la otra que quieres acostarte conmigo. ¿Cuál es preciosa?
- ¿Nunca te han dicho que eres un egocéntrico?
- Sí, pero luego caen rendidas siempre a mis pies.
- ¿Quieres jugar o no? – Le pregunta suspirando.
- Venga vamos a reírnos un rato.
*
Viernes, 9 de Octubre, 19:15h.
Ruth se encontraba recostada sobre su cama intentando hacer los deberes que le habían mandado aquel día. Llevaba con el mismo ejercicio más de media hora pero no lo podía resolver, no podía apartar su mente de lo que había ocurrido esa mañana con Lucas. Pensaba que al final él se iba a lanzar, y no lo hizo, quizá se había echo demasiadas ilusiones, quizá él no sentía nada por ella, después de todo, ¿qué pruebas tenía de ello? Es más, se había marchado con otra y no la había llamado ni mandado un mensaje en toda la tarde. Se dio por vencida con los deberes y decidió encender su ordenador para ver quien estaba conectado en el msn. Vio cómo la pantallita del Windows se encendía y le daba la bienvenida. Y esperó hasta que la pantalla del msn aparecía sobre la foto que tenía de ella y Lucas abrazados en su escritorio. Introdujo su contraseña y vio cómo aparecían los nombres de los conectados. Nada. Ni Lucas ni ninguna de sus amigas. Pero, de repente, vio una pantallita parpadeando, y se dio cuenta de que la hablaba Cristina que se encontraba en estado no conectado.
*
Cris – Hola, Q tal? Q tal con Lucas esta mañana? Después de que ablarais os marchasteis y no nos contasteis nada. Ya sois más que amigos?:)
Ruth – No me lo recuerdes.
Cris – Por qué qué ha pasado?
Ruth – Ha pasado que soy una idiota L Me dijo que fueramos a hablar y yo estaba pensando en... ya sabes que me pediría salir y eso... pero resulta que no, que estaba muy equivocada... Lo único que quería eran los estúpidos apuntes de matemáticas.
Cris – Joder... Bueno hagamos una cosa por qué no hablamos de otra cosa? Asi te olvidarás de ello, al menos durante un rato.
Ruth – En realidad no me apetece mucho a hablar ni de esto ni de nada. Gracias por escuchar mi culebrón mejicano.
Cris – Idiota. En fin... TEQUIEROMUCHÍSIMO.
Ruth – Jajajaja, Gracias. TeQuiero. Pero me parece que me voy a echar a dormir quiero descansar, ha sido un día realmente largo.
*
Cristina decidió que, al igual que su amiga, debería irse del msn. Todavía tenía que hacer todos los deberes que le mandó el estúpido de química, si quería salir el sábado los tendría que hacer ya que sino su madre no se lo permitiría.
Abrió su agenda, Química, Página 33 ejercicios: 9, 10, 11 y 12. Cogió el libro y siguiendo las instrucciones llegó a la página. Realmente se había pasado el profesor no eran solo 4 ejercicios sino que cada uno, al menos, tenía tres o cuatro apartados. Valiente empezó a escribir el enunciado del ejercicio número 9. Pero cuando llevaba solo dos apartados renunció, no sabía por qué pero la conversación con Ruth no la había dejado tranquila. Aún no se creía que Lucas no se hubiera lanzado con ella. Por favor si estaba clarísimo que se gustaban mutuamente. No paraban de mirarse, de abrazarse, de hablar, de coquetear, de sonreírse… Pero había algo que los separaba. Entonces pensó en ella y Roberto. ¿Estarían igual que ellos? No lo sabía, eso nunca se sabe. A veces las parejas que menos pegan son las que acaban juntas. Una vez más repasó la conversación con Ruth, había algo que no cuadraba. Si un chico te pide que te vayas con él lejos para hablar a solas no es para pedirte los apuntes, ¿además los apuntes de una única semana? No, definitivamente Lucas no le iba a pedir los apuntes. Rápidamente se fue a su ordenador para comunicarle a Ruth la estupenda noticia pero no estaba conectada. Frustrada pensó en llamarla por teléfono pero lo descartó, eran las 10 de la noche y su madre no la permitía llamar a sus amigas tan tarde. Así que decidió que ya se lo contaría al día siguiente.
*
Viernes, 9 de Octubre, 22:30h.
Alegremente abrió la puerta de su portal y, corriendo como sus pies la permitían, se dirigió hacia su habitación para comprobar cómo él se marchaba por la calle. Pero justo cuando estaba al lado de la ventana se detuvo, ¿Qué estaba haciendo? Espiar a un desconocido. Bueno, en realidad ya no era tan desconocido, es más, tenía un nombre, Mario, Mario Pelayo. Le gustaba el nombre, y además era solo tres años más mayor que ella, y era gracioso y... Otra vez, Nuria, tienes novio, Nuria, vuelve, Nuria, tierra llamando a Nuria. Nuria te hemos perdido. Dijo cayendo sobre su cama.
*
Mario se encontraba debajo de la casa de Nuria esperando a que ella saliera a su ventana, realmente no sabía por qué la esperaba, ella jamás lo haría, por qué lo tendría que hacer. Con esto se decidió a andar, la calle no era como las que él estaba acostumbrado a ver en Cadiz pero sí como las de Madrid, grandes, lujosas y sobre todo únicas. Cada una tenía algo inolvidable y personal. Por ejemplo, la de Nuria, tenía un camino de baldosas que indicaba el camino hacia su casa, un enorme jardín y una especie de garaje, y además, en su valla se encontraban enredadas flores rosas formando sinuosos corazones. Que cursi podía llegar a ser cuando se lo proponía.
De repente, cuando se disponía a cruzar la calle en dirección a la parada de autobuses, recibió un mensaje. Le dio al botón del móvil para abrirlo con la vana esperanza de que procediera del móvil de Nuria. Pero defraudado comprobó que era de Rosa. Su cara cambió de un semblante de alegría a uno de preocupación. Ese sms no era simplemente para verse, había algo más, algo muchísimo más importante y que no podía esperar.
Siguiente Capítulo ♥
3 comentarios:
Aiis no se por qué pero he llegado a pensar que Rosa está embarazada jeje
jajaa !
No sabeemos, ya lo descubrirás en los siguientes capitulos.
Graciaas por leernos ^^
¡Hola! Uhh, pero que le dira Rosa, no puede ser me has dejado con muchas dudas xD. El capitulo estuvo precioso, y adoro a Mario, no se porque, pero me encanta su personalidad es muy gracioso :).
Se cuidan mucho, y adiós.
Sigo leyendo.
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