Miércoles, 7 de Octubre, 12:30h.
Era su tercer día en la Universidad y aún no sabía ni donde se encontraba la salida. Aquello era como un laberinto, solo había clases, pasillos y gente, sobre todo, gente. Cada lugar le parecía diferente aunque hubiera pasado ya por allí treinta o cuarenta veces. La verdad es que, por muy triste que pareciera, se había planteado hacerse un mapa del lugar porque ya estaba demasiado avergonzada por su desorientación.
Por fin, llegó a la cafetería donde sus amigos llevarían más de cinco minutos esperándola. Al traspasar las puertas de ésta posó su mirada sobre la mesa donde ellos se encontraban. Desde esa distancia pudo comprobar lo que ya hace tanto tiempo sabía, Cristina sentía algo por Roberto, estaba claro, solo tenía que comparar las miraditas que se echaban su hermano y Ruth y las de Cristina a Roberto. Pobrecilla, lo que ella no sabía es que Roberto no sentía lo mismo por ella y aunque Nuria no supiera quien le gustaba a su amigo estaba segura de ello.
- Hola chicos – Saludó.
- ¡Hola! – Saludaron Roberto y Cristina - ¿qué tal?
- ¿La verdad? ¡PERDIDA Y EXTRESADA! Sí ya sé que solo han pasado un par de días pero… ya me han mandado un trabajo para final de curso y no sé ni por donde empezar, el profesor de biología me tiene manía y no sé donde está mi próxima clase… Por cierto – Dirigiéndose a su hermano y a Ruth que reían y coqueteaban – Hola querido hermano y amiga, sí estoy bien gracias por preguntar pero podría estar mejor si me escucharais.
- ¡Ups! Jajaja, es que tu hermano me estaba contando una cosa muy graciosa y no podía parar de reír.
- Bueno y ¿se puede saber el qué?
- ¿Has visto al nuevo de la cafetería? Pues con que lo mires puedes deducirlo –Explicó Lucas.
Nuria decidió ir a averiguar que gracioso podía llegar a ser el nuevo. Cogió su cartera y se dirigió hacia la barra de comida y eligió una gran palmera de chocolate. Con decisión y con cierta curiosidad la dejó en el mostrador. Al alzar la mirada no se podía creer lo que sus ojos veían.
*
Nunca hubiera pensado que el trabajo en una cafetería de Universidad pudiera ser tan estresante. Estaba agotado y aún eran las doce y media. Bueno por lo menos cobraba dinero y eso era mejor que estar en paro. Al fin y al cabo qué más daba si el dinero era de un lugar u otro, lo importante es que lo necesitaba y punto.
Escuchó una tos de esas que muestran que alguien está esperando y sin más dilación se dio la vuelta, cogió la sabrosa palmera de chocolate y la pasó por el escáner. Pero cuando levantó la vista para entregársela a su propietario quedó anonadado.
*
- Pero si eres la del óptico. ¿Qué, ya has ido?
- JA JA JA, que gracioso eres. Pues no, descubrí que realmente fue TÚ culpa, o ¿a ti nunca te enseñaron que primero se deja salir y luego entras?
- Del lugar de donde yo vengo no hay metros, solemos ir en burro, de esos que hacen ¡IJAAA IJAAAA!
- La verdad es que tienes cara de burro.
- Eso me decían mucho de pequeño en la escuela. – Dijo entre risas y poniéndose más serio continuó – Oye, te quería pedir perdón por lo del otro día, la verdad es que tuve un mal día.
- Y que lo digas.
- Bueno, vale, ¿no? Ya te he pedido disculpas a si que ya te puedes ir con tu palmera de chocolate a engordar a otra parte.
- ¿Eres tan amable siempre o solo entre diario?
- Me parece que eso nunca lo sabrás preciosa.
2 comentarios:
Me gustaaaaaaa!!!
¡Holaaaa! y a mi me encanta!!! el humor de Mario, me recuerda demasiado a mi mejor amigo xD jajaja, quizás por eso quede tan enganchada, continuare leyendo, se cuidan muchisimo, y adiós.
El capitulo estuvo buenisimo!!!
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